sábado, 7 de marzo de 2009

LAS MANOS

Hace un mes nació mi tercer nietecito y hoy despertó con llantos desconocidos. Los intentos para calmarlo dándole el pecho y acunándolo en brazos, fracasaron. La mamá, el papá y yo no encontrábamos el modo de ayudarlo a salir de la molestia hasta que sus puñitos cerrados nos dieron la pista. Allí estaba mi nietecito apretando con sus manos el dolor que lo dañaba.
Has visto que a ti te ocurre lo mismo, me pregunte. Recordé algunas experiencias y me vi llorando a gritos mientras mi pecho apretaba la fuente de mis angustias como el tesoro mas preciado. Por qué no abrí las manos para dejarlo ir en lugar de convertirme en guardián de mi verdugo, me dije. Recuerdo algunas respuestas: porque es mi casa, porque yo pague ese auto, porque en esa cuenta depositaba mis sueldos, porque son mis chicos , porque yo lo hice, porque es mi amor, porque son mis clientes, porque es mi obra, y muchas mas.
Alguna vez has sentido el dolor en tus manos?.
Te has dado cuenta de que en el lugar del dolor esta atrapada nuestra cura?
Y para festejar estas preguntas de mi nietecito los invito a dar sus opiniones mientras siento el perfume fresco de las manzanillas en el te.
Un abrazo,
Mabel

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